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Redacción: Energía a Pulso

La industria del gas natural de E.U.  se enfrenta a una nueva urgencia de mantener atractivos sus cargamentos de GNL exportado para las naciones consumidoras que aspiran a cumplir los objetivos de cero emisiones para 2050.

A medida que se desarrolla la transición energética mundial, el GNL estadounidense influirá en el panorama internacional.

La elección del presidente Joe Biden ha centrado la atención en el clima, las energías limpias y la gestión de las emisiones de los combustibles fósiles. En Europa, los compradores han expresado su preferencia por cargamentos de GNL con bajas emisiones de gases de efecto invernadero asociadas. 

En muchos otros países del mundo, los objetivos de descarbonización esbozados en el Acuerdo de París sobre el cambio climático ocupan ahora un lugar más destacado.

Algunos analistas ven el potencial de las políticas climáticas para ampliar las oportunidades de crecimiento del gas en el mercado mundial. Pero también hay incertidumbre cuando se mira hacia 2050, ya que los analistas y los agentes del sector intentan responder a preguntas sobre la forma de las políticas energéticas en los mercados del gas, la selección de recursos energéticos y las presiones competitivas sobre el mismo.

“Está claro que el reloj corre hasta 2050”, dijo Nikos Tsafos, miembro del programa de seguridad energética y cambio climático del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. “La idea del gas como estrategia útil de descarbonización a corto y medio plazo ha perdido mucho de su atractivo. No en todas partes, obviamente. Pero la conversación es muy diferente”.

A medida que los países adoptan objetivos agresivos de descarbonización, se hace más difícil tomar decisiones de inversión en proyectos de gas sin plantear preguntas difíciles sobre el papel de este combustible, dijo Tsafos.

La actitud de otros países hacia el gas es importante para E.U porque la demanda de GNL está llamada a ser el mayor motor de crecimiento del consumo nacional en los próximos 20 años.

Organizaciones como la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y BP publicaron el año pasado perspectivas que muestran un espacio cada vez más reducido para el gas en las próximas tres décadas. 

La hoja de ruta de la AIE para alcanzar las emisiones netas cero en 2050 muestra que muchas de las instalaciones de GNL en construcción o en fase de planificación no serán necesarias, y que el comercio de GNL se reducirá un 60%.

“En la mayoría de las economías avanzadas, la ventana para el aumento del consumo de gas natural probablemente ya está cerrada, mientras que las economías en desarrollo y emergentes, especialmente en Asia, tienen algo más de espacio para crecer en las próximas décadas”, dijo el analista de la AIE Akos Losz. “El gas puede desempeñar un papel más positivo en la transición, pero para ello, toda la cadena de valor tendría que adaptarse”.